jueves, 6 de mayo de 2010

V

V
– Venga ya- dice Nadine, poniendo la cara más incrédula de su repertorio— yo la he visto de lo más normal.
Danielle frunce el ceño. ¿Por qué Ravine sólo actuaba de forma extraña delante de ella? Era la segunda vez en un mismo día que se sentía estúpida por su causa.
– Bueno, ¿Y con Patrick qué?- dice, cambiando de tema. No desea saber más de Ravine en todo el día, al menos.
Una sonrisa boba con forma de medialuna perfecta se dibuja en los labios de Nadine— Empieza por el principio.
– Ayer fue no sé, distinto.
Danielle enarca las cejas. Nadine parece estar más hablando consigo misma que con la propia Danielle.
– Explícate.
– Es que no es fácil, fue raro.
– ¿Raro? ¿Por qué?
Nadine sonríe, sabe que está logrando exasperar a Danielle.
– Cuando le vi, lo supe. Supe que era el día- se encoge de hombros, y su felicidad es aún más patente.
– ¿El día de qué?
«Por el amor de Dios, ¿Tendré que sacárselo todo con sacacorchos?»
Pero Nadine ya se ha cansado de fingir reservas, y explota.
– Fue tan…No sé. ¿Sabes? Finalmente fue él quien se atrevió. Se iba a ir, cuando de repente se giró, y me descubrió mirándole. En su momento creí que me moría de vergüenza, pero gracias a eso dijo: Nadine, ¿Puedo hablar un momento contigo? Había más gente en el control, e hizo un gesto hacia el cuarto de sucio. ¡Quería hablar conmigo… a solas!
« Esto es otra cosa», piensa Danielle, vislumbrando a la que verdaderamente era Nadine Leleu, y no la joven de hace unos segundos.
– Fue… increíble. Y raro. Me dijo, hace mucho tiempo que quería hacer esto, pero no me había atrevido antes. ¡Y me besó!
Danielle ahoga un gritito de sorpresa, que suena como un gorgoteo. No sabe por qué le sorprende tanto, pero lo hace.
– Es completamente como en las películas… ¡Qué poco originales sois!- dice, intentando picarla.
Pero Nadine la ignora. Es demasiado feliz como para preocuparse de algo tan nimio como la envidia.
– ¿Sabes lo bien que besa? Es como…
– Claro que lo sé. También hizo ese espectáculo conmigo- bromea Danielle, divertida por la forma en la que Nadine cambia de expresión.
– Mira que eres… ¡Mala! Pues fue muy romántico.
– Ya, romántico.
Ríe, pensando en otros adjetivos con los que podría clasificarse.
– ¿Os pilló alguien?– pregunta Danielle imaginando a cualquiera de las rancias presenciando la escena, con la boca desencajada y un dedo acusador señalando a Nadine y a Patrick, besándose apasionadamente en el cuarto de sucio.
– Eso es lo mejor… Cuando salimos, todos nos observaban como si lo supieran. ¿Tú crees que habrán puesto cámaras en el cuarto de sucio?
Danielle se echa a reír, descontroladamente.
– ¡Anda ya! ¡Qué estupidez!
– ¡Oye!- se queja Nadine. Si le cuenta todo aquello, no es para que se ría a su costa ni mucho menos.
Danielle consigue dejar de reír, con los ojos húmedos, y pregunta:
– ¿Y por qué ayer? ¿Qué le hizo decidirse?- trataba de ponerse seria, aunque aún seguía imaginándose a las rancias en torno a una cámara, observando la escena como buitres.
Nadine ladea la cabeza, no se había hecho esas preguntas.
– No lo sé. ¿Acaso importa?
Danielle se sorprende.
– ¿Ho-la? Claro que importa.
Llevaban varios minutos sentadas en un banco del vestuario, ya vestidas. Pero sin intención ninguna de marcharse hasta que la conversación acabara, o hasta que sus estómagos las obligaran a acabarla.